NOMBRES PROPIOS de AYER y de HOY

«VARIETÉS»

Con el inicio de un enero, moría en una residencia de la localidad sevillana de Espartinas, Manuela Fernández Pérez a los 89 años de edad. Nacida en el madrileño barrio de Vallecas en 1927, su nombre artístico, Manolita Chen, fue conocido y aplaudido en España entera.

Manolita Chen

La revista musical siempre gozó en España de gran aceptación. Durante más de tres décadas, hasta su declive en los años ochenta, llenó teatros y sirvió de catapulta a numerosos y reconocidos artistas: Celia Gámez, Juanito Navarro, Quique Camoiras, Lina Morgan, Los Hermanos Calatrava, Emilio el Moro, Pajares, Marifé de Triana, El Fary y tantas otras estrellas formaron parte de las popularmente conocidas compañías de revista. Ciudades y pueblos aplaudieron a rabiar a vedettes, tiples y vicetiples; cante flamenco, números de circo, coreografías, humor con chistes picantes hicieron las delicias y atrajeron a los mujeriegos del lugar, saltándose a la torera en la mayoría de las ocasiones, merced a la improvisación, la censura franquista. Un público variopinto donde abundaban los solterones empedernidos, viudos y viejos verdes, discretamente ocultos en los palcos de bolsa con la eterna ilusión de conquistar a alguna joven bailarina a la que narrar grandezas y aventuras en la desvencijada habitación de un hostal barato.

Ajenos al frío y al calor, el autobús de la revista se desplazaba por las carreteras de la España de la posguerra, anunciándose en llamativos carteles a la puerta de los teatros donde no faltaban plumas, lentejuelas y medias de redecilla con costura; las que adornaban los cuerpos esculturales de quienes querían ser artistas de renombre. El Teatro Romea anunciaba en sus expositores de la fachada la actuación estelar de Ethel Rojo, Elian Fort o de Tania Doris, aquella belleza superior de largas y torneadas piernas que lucía un coqueto lunar en su muslo derecho para mayor atractivo. Ligones de aquella época; funcionarios y empleados de banca, pluriempleados, maridos mal avenidos vestidos de domingo; seductores con bigote facistoide, ávidos de echar una cana al aire e incapaces de visitar lupanares en la Cuesta de la Magdalena o la Casa Negra(detrás de la iglesia de San Juan de Dios) por orgullo y empaque social, fueron público fiel y discreto a las alegres compañías de varietés.

Tania Doris

Con el inicio de un enero, moría en una residencia de la localidad sevillana de Espartinas, Manuela Fernández Pérez a los 89 años de edad. Nacida en el madrileño barrio de Vallecas en 1927, su nombre artístico, Manolita Chen, fue conocido y aplaudido en España entera. El Teatro Chino de Manolita Chen poseía carpa propia, lo recuerdo instalado en el Jardín Botánico, junto al Malecón, en los días de sangre ardiente de la adolescencia. Desde niña, Manuela Fernández mostró una profunda atracción por el mundo de las candilejas por lo que sus padres la matricularon en el Conservatorio Laura de San Telmo. Muy pronto debutó en el Circo Price como integrante del grupo Las Charivaris.

A los dieciséis años, cuando en España apenas si existían inmigrantes chinos, y mucho menos sus establecimientos de alimentación, conoció al lanzador de cuchillos y empresario circense Chen Tse Ping, con el que contrajo matrimonio, adoptando su apellido. Su belleza, sus coreografías, diálogos atrevidos y su vestuario descocado, significaron una inhibición refrescante ante el puritanismo nacional católico, que cubría escotes y recortaba tacones. La España de los mujeriegos, de los ensortijados, ocultos en la penumbra de los palcos de proscenio seguirán aplaudiendo hasta la eternidad a la gran artista de las varietés Manolita Chen y caerá alguna lágrima, cuando al final de la sesión vuelva a escucharse, al son de la música el siempre alegre y consabido ...¡Gracias por venir!. M. L.-G.


RAMÓN LUIS PASCUAL DE RIQUELME SERVET

1915-1983

Ramón Luis Pascual del Riquelme fue Jefe de la Inspección Provincial de Trabajo y Delegado Provincial del Ministerio hasta el año 1962, promoviendo la creación de la Escuela de Maestría Industrial de la que fue su primer director. Fue nombrado, ese mismo año, Presidente de la Diputación Provincial.


De figura llamativa debido a su estatura, pelo rubio y buen porte. El que fuera, ya legendario, presidente de la Diputación Provincial de Murcia cursó sus estudios de bachillerato en el colegio de los Hermanos Maristas y la carrera de Derecho en la Facultad de la Universidad de Murcia,finalizándola en el año 1935. El 18 de julio de 1936 le sorprende cuando preparaba las oposiciones al Cuerpo Jurídico Militar y pasaba la estación estival en la casa familiar de Lo Pagán. Ésa misma semana, viniendo a Murcia con su tío Clemente García Sirera a repasar y dar el temario de oposiciones, a la altura del pilón del Puerto de la Cadena, se encontraron con los cadáveres de los primeros fusilados por el terror rojo. Volviendo sobre sus pasos, regresa al Mar Menor y comienza a preparar la salida de ésta zona republicana, dado su parentesco (era tío carnal) con Federico Servet Clemencín, jefe provincial de Falange Española que, en septiembre del mismo año sería igualmente pasado por las armas.

Vestido de marinero argentino, a finales de 1936, sale por el puerto de Alicante en el barco de guerra "Tucumán" que lo desembarca en Marsella, pasando de la ciudad francesa, tras intensas jornadas, a la zona nacional, a San Sebastián. Enrolado en el ejército y tras dos o tres meses de servir en el cuerpo de Intendencia en Villarcayo, se traslada a la academia militar de Toledo realizando el curso de Alférez Provisional. Incorporándose inmediatamente a la 4ª División de Navarra, mandada por Camilo Alonso Vega, en un Tabor de las fuerzas de choque moras de la Mehala Jalifiana (La 4ª División de Navarra tomaría Murcia en abril de 1939).

Tras los intensos avatares vividos durante la guerra civil, una vez finalizada la misma, oposita al Cuerpo de Inspección de Trabajo, siendo destinado en 1941, a su tierra, a Murcia, de donde nunca quiso salir pese a las numerosas ofertas para ocupar importantes cargos de nivel nacional. Ramón Luis Pascual del Riquelme fue Jefe de la Inspección Provincial de Trabajo y Delegado Provincial del Ministerio hasta el año 1962, promoviendo la creación de la Escuela de Maestría Industrial de la que fue su primer director. Nombrado, ese mismo año, Presidente de la Diputación Provincial, sucede en el cargo a Antonio Reverte Moreno. En el año 1974, es elegido Procurador en Cortes por el tercio de representación familiar y posteriormente es nombrado Delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica del Segura.

En marzo de 1941 contrajo matrimonio con Delfina Viudes Martínez, de cuya unión nacerían seis hijos: José Ramón, Delfina, Fuensanta, Carlota, María Dolores y Ramón Luis.

Jugador de tenis, aficionado al fútbol e incansable cazador en sus pocos momentos libres, fue siempre un hombre honesto, trabajador y poco dado al candelero a pesar de los cargos que ostentó. Inteligente y capaz, durante su mandato como presidente de la Diputación, en unos años clave para el desarrollo de Murcia, impulsó el Complejo Residencial de Espinardo, la Facultad de Medicina y la Caja de Ahorros Provincial, embrión de la que sería Caja Murcia y que dirigió con buen pulso y acierto Carlos Egea Krauel. En esos años en la Diputación Provincial coincidió con alcaldes de la talla de Antonio Gómez Jiménez de Cisneros y Miguel Caballero Sánchez, logrando infraestructuras y proyectos sociales fundamentales para una Murcia que despertaba al desarrollo en los inicios de los años sesenta. 

M. L.-G.


TESTIGO DE UN TIEMPO

ISMAEL GALIANA / Periodista

Ismael, igualmente ha pasado a la historia del periodismo de la tierra, gracias a una instantánea en la que aparece en el balcón de la Casa Consistorial murciana junto al Caudillo, Nieto Antúnez y el alcalde Antonio Gómez Jiménez de Cisneros, en la visita de Franco a Murcia en 1963 con motivo de la inauguración de los pantanos del Cenajo y Camarillas


Ingrato oficio el del escritor. Trabajando constantemente bajo la inspección general, ¿qué diferencia existe entre él y los que se ganan el pan a la vista de todo el mundo?, y para colmo amarrado a una columna, como dijera Jaime Campmany en una definición a la ligera sobre su propia existencia profesional.

Tuve ocasión y oportunidad de conocer en directo, como se suele decir ahora en medios televisivos y radiofónicos, la actividad de los más eruditos periodistas y escritores murcianos desde la segunda mitad del pasado siglo, nombres tan ilustres como Carlos y Federico García Izquierdo, Diego Sánchez Jara, Corvalán, Peñafiel, Carlos Valcárcel, Martínez Peñalver, Alemán Sainz o Baldomero Ferrer, entre otros; muchos de ellos grandes olvidados por el oficialismo cultural murciano, que repartían su actividad en los diarios de entonces, sin excluir la vital "Hoja del Lunes" que editaba la Asociación dela Prensa. A la última hornada de los geniales profesionales de la pluma y el papel perteneció, Ismael Galiana, fallecido muy pocos días atrás.

Siempre suscitó mi atención su figura, una figura moderna para una época, allá por los finales delos años cincuenta: largo flequillo, abundantes patillas, gafas de pasta negras y una estatura que destacaba entre la media de entonces. Poseía un aire de joven intelectual a pesar de la obligada corbata con nudo de pitillo que vistió a esos tiempos. Fue en los días en que don Carlos Valcárcel Mavor entrevistó para el Diario de la FICA y en barra tabernaria al premio Nobel, Ernest Hemingway, que llegó a dar el habla para exigir un tinto de Jumilla, harto de los caldos riojanos con que lo halagaban.

Si el inolvidable reportero gráfico Tomás Lorente Abellán consiguió despertar las iras del actor Anthony Quinn, al cazarlo el fotógrafo con una señora que no era la suya en el Rincón de Pepe. Ismael Galiana no le quedó a la zaga, al entrevistar al presidente cubano Fulgencio Batista en su visita a una fábrica de pimentón de Espinardo y a la Feria de la Conserva, tras ser depuesto por la revolución castrista. Ismael, igualmente ha pasado a la historia del periodismo de la tierra, gracias a una instantánea en la que aparece en el balcón de la Casa Consistorial murciana junto al Caudillo, Nieto Antúnez y el alcalde Antonio Gómez Jiménez de Cisneros, en la visita de Franco a Murcia en 1963 con motivo de la inauguración de los pantanos del Cenajo y Camarillas. Bloc y bolígrafo en ristre, Galiana recogió la anécdota en la que el NO-DO confundió al panochista Pepe Ros, vestido de huertano, con el alcalde de Murcia. Una vida profesional intensa; vida de redacción, de vivencias, de situaciones, de libros, de escritos, que han servido para dar fe ante la Olivetti o el ordenador la historia reciente; el día a día, de todo aquello que ha tenido que ver con Murcia y los murcianos.

La carrera del periodista ha derivado con los años, y en estas mismas páginas, por los derroteros de la gastronomía regional, la clave puede que esté en el magnífico prólogo que hiciera en 1963 para el incunable "Murcia entre bocado y trago" de Juan García Abellán, en el que Ismael Galiana se adelanta a los tiempos, escribiendo: Extraño, extrañísimo, inexplicable. La cocina murciana no aparece en letras de molde por ningún lado de una manera integral y apologética. ¿Y por qué esta alimentación de cientos de miles de personas brilla por su ausencia en los tratados de cocina o en las cartas de restaurantes que los "chefs" ofrecen a los "gourmands"? ¿Acaso nuestras recetas no merecen el "placet" de la alta "gourmandise" internacional?...

Enorme incluso en la eternidad Ismael Galiana.

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